jueves, 21 de febrero de 2013

Y a ti, ¿qué se te ocurre que se puede hacer con un Chibalete?

Cuando los que nos dedicamos a las Artes Gráficas, oímos la palabra “chibalete”, nos entra cierta nostalgia, aún cuando la mayoría de nosotros no hemos trabajado con uno de ellos. Cierto es, que en nuestros momentos de estudio, los hemos toqueteado y admirado cuando hemos visitado un museo de artes del libro, o alguna que otra imprenta que lo guarda con el esmero de quien custodia un tesoro.

Comúnmente de madera, con una cubierta inclinada destinada a la composición de la galera, con tipos móviles de plomo, guardados en esas cajas, dispuestas en sus correderas las unas sobre las otras, delimitándonos las diferentes familias tipográficas y los signos de puntuación, con su contenido y cometido.
Gracias a este mueble y a las artes del tipógrafo, hemos podido disfrutar a lo largo de la historia de nuestros queridos libros.
 
Pero, ¿podemos llegar a imaginarnos que este mueble, sea destinado a otro cometido?, o mejor dicho, ¿qué otra representación podría recibir un Chibalete? Esta respuesta la encontré este fin de semana, cuando visitamos la exposición “Cartografías Contemporáneas”, en el Caixa Forum de Madrid. Allí, viendo las reflexiones a cerca de los concepto de mapa y territorio elaborados por artistas del siglo XX y XXI, uno de ellos propone pensar el Chibalete como espacio, un lugar dividido cual mapa; imaginemos pues, una caja como base, ese terreno dividido en sus ciento veintidós compartimentos, cada uno destinado a un tipo, filigrana, o signo. Un mundo que contiene sus marcas de territorio a modo de comarcas, hitos o pueblos porque, en un chibalete caben infinidad de mapas.

Este pequeño homenaje a este mueble, hoy ya en desuso, me ha hecho pensar en la multitud de posibilidades nuevas que podemos otorgar a este objeto-espacio.
Y a ti, ¿qué se te ocurre que se puede hacer con un Chibalete?

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